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Siendo fieles testigos: sirviendo a Dios en un mundo que cambia

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12. Vigilia por la Paz

Misha Roshchin Junta Mensual de Moscú

Hizo frío en el otoño de 1999. A finales de octubre ya hacía un mes que la segunda guerra chechena se proseguía con furia. Los refugiados salían a raudales de Chechenia, pero Moscú seguía calmo y tranquilo. Nadie protestaba todavía en contra de la guerra – muchas personas se acordaban de las explosiones recientes en Moscú, y la gran mayoría estaba segura de que los chechenes eran los culpables. En aquel entonces nadie se daba cuenta de que una tragedia nueva estaba abrumando a una nación entera, y que el camino de la sangre tenía poca probabilidad de terminar en un mejor entendimiento entre rusos y chechenos.

Yo me sentía muy preocupado en estos días sobre todo porque no había nada que yo podía hacer. Llamé a Viktor Popkov, un hombre de fe profunda y un Antiguo Creyente. Viktor había sido sumamente activo en Chechenia durante la primera guerra. Hizo entrar ayuda humanitaria, organizó el intercambio de prisioneros y fue Observador del breve armisticio que tuvo lugar en el verano de 1995. Los dos nos dábamos cuenta de que esta vez no habría ninguna protesta masiva en contra de la guerra. La prensa gritaba: ‘¡Dejen a nuestro ejército acabar con ellos!’ Nadie explicó exactamente lo que aquello supondría.

Viktor propuso una huelga de hambre en solidaridad pacífica con el pueblo de Chechenia. Nuestra huelga de hambre fue en efecto un ayuno estricto, porque no tomamos más que el agua caliente que bebíamos regularmente en el edificio cercano que pertenecía a MEMORIAL, una organización de derechos humanos. Como lema escogimos unas palabras del antiguo Príncipe ruso Alejandro Nevsky: ‘No por fuerza, oh Dios, sino en verdad.’ Iniciamos nuestra acción al lado de la piedra Malo Solovetsky que se se había traído desde Solovki, donde en tiempos de Stalin se estableció un enorme campamento para prisioneros políticos. Cerca de la piedra Solovetsky instauramos un pequeño refugio de plástico. Allí, sobre una mesa plegable, dispusimos libros devocionales e iconos. Oramos por todos los que murieron en la guerra – chechenos y rusos, Cristianos y Musulmanes.

Tratamos de explicar lo que estábamos haciendo – y por qué – a todos los que se acercaron a nosotros. Tengo que decir que recibimos el apoyo de muchos. Recuerdo especialmente a cierta mujer que viajó desde otra ciudad sólo para conocernos.

Nueve días después de emprender la huelga de hambre fui reemplazado por mi amigo Sasha Gorbenko, miembro de la Junta Mensual de Moscú. El mantuvo la huelga de hambre durante 43 días, hasta las elecciones para la Duma rusa. Sasha se sintió llamado a ofrecer un alto nivel de compromiso espiritual en un momento en que se derramaba sangre en el mundo y personas inocentes perecían. Los resultados de nuestros esfuerzos fueron mínimos, desde luego, pero nos parecía mejor hacer algo que quedarnos como espectadores silenciosos mientras se iban cometiendo crimen tras crimen en nombre de todos los rusos.

Después de cinco semanas de huelga ininterrumpida Viktor Popkov se preparó para viajar a Chechenia para un encuentro con el Presidente, Aslan Maskhadov. Viktor creía que semejante reunión podría detener la actividad militar. Los chechenos recibieron con respeto a este hombre bien intencionado de otra religión. Pudo alcanzar los pueblos de Urus-Martan y Valerik, pero no pudo atravesar la primera línea y llegar a territorio fuera del control de las fuerzas Federales. Durante el invierno de 2000 Viktor consiguió visitar Chechenia dos veces más. Llevó dinero, compró harina y la distribuyó a los aldeanos. Finalmente, al llegar la primavera, pudo reunirse con el Presidente checheno, Aslan Maskhadov, pero el camino hacia la paz resultó ser más duro de lo que esperábamos. Cada día la guerra siembra más semillas de odio.

El 18 de abril, 2001, Viktor cayó mortalmente herido por pistoleros desconocidos en Chechenia, no lejos de Grozny. Murió el 2 de junio 2001. Trató sinceramente durante toda su vida de servir a Dios en nuestra época difícil. Estuvo vinculado muy estrechamente con la Junta Mensual de Moscú. Algunos de los Amigos de Moscú tomamos parte en sus iniciativas pacificadoras.

Todavía creo que sólo arrancando la ira de nuestros corazones podemos avanzar al encuentro unos de otros. Sólo así podemos aprender que no hay nada más preciosa que la paz.

Preguntas:

- ¿Qué significa la búsqueda de la paz en un mundo de injusticia y desigualdad?

- ¿Cómo vivimos la vida de paz?